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Para no morir de hambre en el norte de la Franja de Gaza en guerra, Abou Gibril decidió sacrificar su última riqueza: sus dos caballos de tiro, que sacrificó y cocinó, sin atreverse a contar a sus vecinos lo que les daba de comer.
“No teníamos otra opción, tuvimos que matar los caballos para alimentar a los niños”, dijo a la – este granjero palestino de 60 años refugiado en el gran campo de desplazados de Jabaliya.
La guerra se lo quitó todo, dice. Tan pronto como comenzaron los combates en octubre, destruyó su casa y sus campos en Beit Hanoun, en el extremo norte de la Franja de Gaza.
Abou Gibril sobrevive en Jabaliya con su familia en una tienda de campaña que él mismo construyó, junto a una escuela anteriormente gestionada por la ONU y donde se han asentado otros miles de desplazados.
2024-02-24 16:31:00
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